Convivir con la oscuridad I

Por Carmen Prada / 2 mayo, 2023

No sé cuál puede ser en tu caso el medidor o más bien sí en tu vida ha pasado algo en tu interior, en tu ser más profundo que te hiciese pensar que algo en tu interior ha sentido una parálisis como si de un cortocircuito se tratase.

En mi caso, el catalizador que mide mi estado ánimo junto con las propias emociones, es la escritura.

Llevo más de un año en el que he hecho el intento en varias ocasiones de ponerme ante un folio en blanco y tomar un bolígrafo entre mis dedos y llegado ese preciso momento, mi mente se dispersaba, se fundía y la frescura de la reflexión y el discernimiento se camuflaban en oscuridad e incapacidad.

Me he sentido en medio de un film de fantasmas y terror que me han acompañado a lo largo de todo un año y lo sigue haciendo de muchos modos. Éstos siguen aferrados a mí, dando fruto a emociones y sentimientos tales como:

  • La desolación, de la mano de una soledad interior indescriptible.
  • La falta de confianza en mi misma. Siempre me he considerado una mujer fuerte, tenaz, inquieta y con una auténtica y continua ambición de superación. Y ahora siento que me he convertido en «un ser disolvente».
  • Tristeza. Una sensación de agonía, de desesperación y desconsuelo. Una desolación con la que llegas a convivir como si de una hermana/o se tratase y que nunca te abandona.
  • Un insomnio que provoca que las noches se hagan infinitas. Que la sudoración, la presión y los miedos, se identifiquen por su gigantez en auténticos animales prehistóricos por su tamaño.
  • La falta de fuerza, ánimo y desgana, hace que lo que antes te apasionaba, de pronto deja de hacerlo y tu cuerpo y mente se quedan sin fuerzas y solo me permiten vivir en un estado de abatimiento y dejadez. ¡Y es que realmente te sientes agotada! ¿Por qué? ¡No has hecho nada!
  • El miedo, se convierte en un volcán en continua ebullición. El más mínimo acontecimiento se convierte en una gran apocalipsis. Nada pasa indiferente. De ahí que llegues a pensar que el único modo para no recibir ningún tipo de «alarma» ya sea buena o no tanto, es el aislamiento más profundo. Entonces comienza el ritual de apagar el móvil o en el mejor de los casos, conectar el modo silencio del mismo. Aislarte de las personas, los lugares que no sean tu propio hogar y no tener ningún contacto con la realidad. Aferrándote con los dientes a ese macro universo que uno mismo crea, en el que solo tienes cabida tú.
  • Un fuerte aplastamiento en el pecho, una sensación con la que convives las 24 horas del día, intentando negociar con su intensidad y en muchas ocasiones sin ningún éxito, ya que te falta el aire y entonces llegar las retorcidas taquicardias. Pierdes el control de tu cuerpo, de tu mente y piensas que después de ese momento que has vivido, nada peor puede pasar. Aunque de pronto recuerdas la última ocasión en la que padeciste un ataque de pánico y entonces ya no sabes que es peor…
  • La falta de confianza en ti misma y de decisión, ¡quién te lo iba a decir a ti! Pues sí, en ocasiones decidir que gel de baño comprar o no, se puede convertir en un arduo reto. Dejas de confiar en ti misma ya que te sientes una auténtica inútil. Te culpabilizas por todo lo que sucede a tu alrededor y de tu propia existencia.

A estas alturas de la lectura o quizá ya antes, alguno de vosotros puede haber pensando que lo más sencillo habría sido poner el «nombre o etiquetas» a este problema de salud mental, y hubiese acabado antes.

¡Pues siento decirte que ese no era el objetivo de mi escrito! Mi objetivo es nada más y nada menos complejo que llegar a ti. Sí, a tus emociones más profundas, a tu perdida, a tu dolor y desolación, al ¿por qué me está pasando esto a mí…?

Ahora te puedo decir que no estás solo/a, qué en en algún momento de nuestra vida todos pasamos de un modo más liviano o no por este proceso y también sé que este último párrafo no alivia para nada tu experiencia. Pero si puedo decirte que llegará la luz, que volverás a conectar con el mundo, y que la ilusión por la vida se convertirá en tu nuevo reto.

Por todo lo anterior me gustaría que no te perdieses el siguiente artículo para transmitirte desde mi humilde experiencia y mi realidad que entre otros, la ansiedad mayor, junto con el trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) y el estado de pánico, son una gran piedra en nuestra vida pero que nos va a ayudar a ser distinto/os sí, pero además más fuertes.

^Puedes darte por vencido/a en varias ocasiones y te entiendo, pero recuerda que, mientras te consumes en este plan que la vida te ha presentado, ésta sigue sumando un montón de momentos increíbles que pronto descubrirás^

Carmen Prada- Las Estrellas brillan por Ti. Si te gustan mis textos y de algún modo te llevan a la reflexión, no dudes en seguirme para que de este modo puedas tener en tu bandeja de entrada el próximo. ¡GRACIAS!

¿Qué es eso de la felicidad?

Artículo publicado por Carmen Prada

«Cada mañana cuando nos despertamos tenemos dos opciones; volver a dormir y seguir soñando…, o despertarse y alcanzar esos sueños».

Es una de esas frases que me he encontrado navegando por internet, que bien, como lema, en una de las paredes vestidas de blanco en una empresa cualquiera podría resultar muy inspiradora, ¡pero hasta ahí! Realmente como ésta, nos podemos encontrar miles de ellas, pero tampoco es cuestión de acumularlas en este texto cuando las tienes en cualquier momento a tu alcance.

Me reconozco ex consumidora de este tipo de frase motivacionales, más bien de auto-ayuda, junto con los libros pertinentes que hacen el tándem perfecto para parecer que nos pueden cambiar la vida en: ¡3, 2, 1 plass!

Pero entonces la vida te da un buen tortazo, te tumba y no te da más opción que abrazarte a todos tus miedos y mezquindades para ponerte en modo alerta y hacer lo que nadie va a poder hacer por ti.

Todo este mundo rosa y de chuche, nos ha llegado a hacer pensar que debemos de ser felices para sentirnos plenos, y esto vuelve a ser una reflexión que solo nos hace daño, pensando que; si no soy feliz; que si no me siento pleno; que sí me falta algo…, no estoy a la altura, soy un fracasado… Y todo, ¡por lo mucho que se ha idealizado la felicidad!

¿Quién o qué decide de qué depende tu plenitud?

  • Saber perdonar lo considero un don y saber pedirlo, algo excelso. Tanto, que estar en paz con tu pasado, con tu presente y con las personas que te han rodeado o lo hacen actualmente…, te llevará a ese estado directo de paz contigo mismo. Eso sí, nadie dice que sea sencillo, pero aunque solo sea por ti, perdona.
  • Actualmente, estoy viviendo en un publecito de la montaña. ¡De verdad que tengo todo lo que necesito en este lugar! En él estoy reseteando y buscando a la nueva Carmen. Nadie dijo que este cambio fuera a ser fácil, pero dar pasos en la vida hace que te sientas realizada. Debes entender que no todas las personas tienen que compartir como vives, ¡pero sí respetarlos!
  • Los cambios no nos deben asustar, debemos caminar en ellos y respetar los pasos de los demás. Ese es el verdadero modo de amar, ¡el respeto! No te apresures a llevar el ritmo de los demás, y respeta el suyo propio. Cada uno tenemos nuestros tiempos y vivir con plenitud cada uno de ellos es fundamental.
  • Permítete estar triste y melancólico, y llora cuando tengas que hacerlo, pero no busques ni encuentres en este estado tu forma de vida. Las emociones son diversas, ya que, también debemos de sonreír, de amar, de cantar, de gozar. Demos paso a todo esto sin miedo.
  • He de reconocer que el dinero ayuda a esto de estar «happy«. Pero cuidado con la trampa, buscar el camino más rápido a la vez que incierto, solo nos puede llevar a un vacío existencial. Recuerda que esto de la vida pasa por estados, y ésta, tiene memoria. Un paseo por la playa, comerte un helado, disfrutar de un buen libro o tomarte un café en buena compañía no tiene precio…
  • «La soledad es el precio de la libertad», ¿quién no ha leído esta frase alguna vez? La libertad de una persona no tiene condiciones. No nos resguardemos bajo esta etiqueta falsa. Hemos de ser libres en todo momento, con compañía o sin ella. Y ojo, si estar acompañados nos aleja de nosotros mismos, nos hace perder nuestra esencia, ¡ese no es el lugar! La soledad también nos hace crecer como humanos, y además nos lleva a una continua toma de decisiones en las que nos hacemos plenos dueños de nuestra vida. ¡Disfrútala sí así lo has decidido! Y si tu soledad viene dada sin otra opción, busca en tu interior e intenta disfrutar de los propios placeres que tú mismo generes.
  • No quieras vivir la vida de otro. Decide tus metas, tus objetivos, tus sueños…, pero no ambiciones los éxitos de otros, ¡crea los tuyos propios! ¿Qué estás pasando por un vacío existencial y no sabes qué hacer con tu vida? ¡Bienvenido al grupo, somos muchos! Con pasos cortos y mucha introspección, todo llegará. Eso sí, no intentes tapar con una tirita, la realidad por la que estás pasando. Cuando lo quites, todo seguirá en el mismo lugar.

Podría seguir y seguir hablando de momentos en los que nos visitará la felicidad, o más bien, esos instantes de plenitud, pero realmente lo que debemos hacer es hincharnos de aire puro, limpio y depurado, y salir a buscarla.

Te repito, la vida es muy dura, a veces cruel, pero en estos últimos años entre otras muchas enseñanzas, lo que que si te puedo decir es que: si quieres salir de la podredumbre, has de pisar por encima de ella y ponerte a caminar sin olvidar, que es lo que no quieres volver a pisar.

Gracias por leerme y seguir mis reflexiones, a tu lado crezco.

Carmen Prada- Consultora de desarrollo personal y profesional.

Suéñalo, ¡te lo mereces!

Por Carmen Prada

Ayer me di cuenta que había amanecido cuando abrí uno de mis ojos y observé que un rayo de luz entraba entre uno de los huecos de la persiana de la ventana. Tampoco me preocupó… Me quise desperezar, pero tampoco tenía prisa, y me di cuenta que no la tenía porque no había sonado en mi teléfono la canción One moment in timede Whitney Houston, la cual me advierte cada mañana de un nuevo día.

Fue entonces cuando, tras dar una vuelta en la cama y aun sin abrir los ojos, estiré mi pierna y me di cuenta que ¡él estaba allí! Dejé a un lado la almohada y me agarré fuertemente a él.

¡Demasiadas emociones! Entonces, ¡caí! Nos habíamos tomado unos días en y despertaba el en un delicioso dormitorio que no era nuestro hogar y a no pocos kilómetros del mismo. ¡Era mi regalo de cumpleaños! Estamos en un encantador y tranquilo lugar, en la España profunda, una aldea cántabra próxima a la costa, y también cercana a hermosos lugares del interior turísticamente muy interesantes. Desde marzo llevábamos planeando este viaje, ¡pero mereció la pena la espera!

De pronto me entró la prisa de saltar de la cama, tanta tenía, que ni me percaté de calzar las zapatillas, recorrí descalza los pasos que hay hasta la ventana, y con unas ganas inmensas subí la persiana por la que entraban esos escasos rayos de sol, con nostalgia del paisaje que recordaba de la tarde anterior, pero estaba segura que a esas horas del día, todo lo vería aun con mayor belleza. Eso fue lo que hice, con el mayor silencio posible levanté lentamente la persiana, y no lo podía creer, ¡pensé estar en el paraíso! Las cosas se veían de un modo diferente al día anterior.

Había un silencio monacal, se dejaba ver la huella del rocío de la mañana, miré al frente y únicamente veía verde, verde y más naturaleza. Pensé que ni los pájaros eran capaces de despertar este día ya que ni a ellos se les escuchaba. La brisa de la mañana me rozaba el rostro pero no sentía ni la humedad, ni el frescor de las gotas de agua… Solo quería perderme en las vistas, en los minutos, en el silencio y en ese momento que se había hecho único, se había convertido en mi momento.

Por segundos cerré los ojos, respiré lentamente, acumulé todo ese aire puro que en mi cuerpo estaba muy bajo de reservas y tras abrir los ojos nuevamente, miré para el interior de la habitación, permanecía dormido, y lo cierto que con verlo ahí, cerca, descansando… Me regalaba felicidad.

Entonces volví mi mirada hacia el exterior, giré nuevamente hacia el interior y perdida en mis pensamientos me di cuenta de mi fortuna. Una fortuna inmerecida, una fortuna que no provenía de un premio de la lotería, de una herencia… simplemente era fruto de la sencillez, de lo poco que necesitaba para darme de frente con la felicidad.

En muchas ocasiones la buscamos a través del regalo de una joya, de una prenda de alta costura, de un crucero por las islas griegas… En mi caso, en ese mismo instante, me di cuenta que simplemente con lo que veía fuera y quien me esperaba dentro había alcanzado un cupo de felicidad plena.

¡Era mi regalo de cumpleaños! Lo soñé, lo pronuncié en alto y el sueño se hizo realidad. Tranquilidad, sosiego, silencio, descanso, y sobre todo y ante todo su presencia. Solamente él y yo.

Hay sueños caros, pero eso no es imprescindible para que sean felices, y el mío era como lo había soñado… ¡Se hizo realidad!

Carmen Prada | Apasionada de las Personas

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Asesor comercial, aspira al oro

Artículo publicado por Carmen Prada

 

Hace escasos días, en una red social se debatía el hecho de que hoy por hoy existe la figura de vendedor o la de asesor comercial. Alguien opinaba al respecto que, el vendedor vende y el asesor “asesora”. Casi todas las opiniones venían derivadas de ésta.

Cuando observé ese pequeño “debate”, reflexioné al respecto y no sé, eran opiniones que yo no llegaba ni a comprender ni a compartir. Y es que al vendedor la sociedad por defecto siempre lo ha calificado de una manera despectiva, interpretando que su fin únicamente es como vulgarmente se dice “endosar”, y es que se llega a pensar, sobre todo en el caso del comercial que practica la puerta fría, que ejerce esa profesión sin estar preparado porque no tiene otra alternativa laboral mejor. Siguiendo el debate, me di cuenta de que…

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Sigue corriendo, te estás quedando atrás

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Artículo publicado por Carmen Prada

 

Si hasta ahora lo has hecho, continúa. No pares, no vayas a perder el tiempo en mirar a tu alrededor y distraerte de tu camino y meta.

Si hasta ahora has caminado a buen paso, si por momentos te ha faltado el aliento y no has dejado de mirar el reloj ya que el tiempo apremia, ¿por qué cambiar?

Puede ser que tampoco hayas buscado un momento para pensar si algo te está persiguiendo. Aunque es normal, el tiempo pasa. No deseas llegar tarde a nada, tus compromisos son más poderosos que tus necesidades. Siempre has aspirado a la perfección, porque por tu mente nunca ha pasado otra cosa, aunque sabes el peaje que por ello pagas, pero bueno, siempre has estado dispuesto… Pero, ¿hasta cuándo? Quizá tampoco te lo has planteado… Es otra de las cosas en la vida que ya has asumido.

Llevas muchos años corriendo tu propio maratón personal.

Partamos de un punto, y es que en un maratón propiamente dicho, existe una distancia considerable de recorrido. Por otro lado, las personas que participan en esta modalidad deportiva se preparan durante un largo periodo de tiempo, tanto física como mentalmente.

Las horas de sueño y descanso forman una parte importante de su entrenamiento. La alimentación y la vida saludable, también es preciso tenerlas en cuenta. Y todo ello con un objetivo y meta clara, y para ello hay que calzarse los deportivos más adecuados para hacer frente a este evento deportivo, junto con la ropa idónea para hacer frente a lo que durante tanto tiempo llevan preparando. El alcanzar la meta, así como el llegar antes o después depende de cada participante.

Eso sí, en tu particular carrera llevas todo lo necesario y además algo muy importante que es esa pesada mochila. Es la única con el poder suficiente como para poder pararte o por lo menos hacer que tu ritmo no sea tan frenético. No tiene fin, es como si ésta estuviese rasgada, rota, sin fin… En ella se van acumulando todas las caídas, contratiempos, miedos, cargas diarias, emociones, sentimientos… Sin percatarte que llegará un momento en el que tus prisas de nada servirán porque no estás atendiendo al peso que tienes sobre tus hombros.

Quizá ha llegado el momento de que te pares, frenes en seco, alces la mirada y te des cuenta de todo lo que te has perdido y te estás perdiendo. Aún estás a tiempo de mirar al futuro con otro brío, con ojos de esperanza, de ilusión, con una mirada fresca.

La sociedad, la rutina, las costumbres, las obligaciones…, nos llevan a tener que caminar por la vida sin permitir que nos deleitemos del recorrido. Evidentemente que durante el mismo nos encontraremos de todo, cosas que nuestra memoria recordará positivamente y por otro lado, experiencias que no serán tan gratas.

Nos pasamos la vida planeando, marcando fechas, estableciendo horarios, agendando, pero, ¿en algo de todo lo anterior estamos nosotros como protagonistas? Nosotros siempre podemos esperar…

¡No, no debemos hacerlo! Puede resultar duro, pero es la única realidad, venimos al mundo con una garantía final que nos espera, que es la muerte.

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Es una pena que en muchos casos nos demos cuenta del gran tesoro del que disfrutamos, la vida, cuando por algún motivo ésta corre riesgo. Es entonces cuando cuestionamos muchas de nuestras actitudes ante determinados acontecimientos o cuando nos damos cuenta del valor que han tenido otras.

Lo bueno es que siempre estamos a tiempo de enmendar nuestras carencias, estamos a tiempo si nos paramos, analizamos y actuamos en consecuencia.

  • Puede que no tengas el trabajo con el que habías soñado, o ni tan siquiera el que te mereces.
  • Las circunstancias te han llevado a atravesar una situación económica delicada.
  • Quizá alguien a quien querías mucho ha dejado este mundo y te sientes “huérfano”.
  • Puede que seas de esas personas que en el amor no hayas sido afortunada.
  • Tus habilidades sociales no son todo lo satisfactorias que te gustarían, y la frustración y el apocamiento estén presentes en tu día a día.
  • Las etiquetas y los prejuicios son protagonistas en tu vida. Tanto, que condicionan totalmente tu día a día…

¡No pienses que eres diferente! ¡Que vives en un mundo en el que eres un extraño! ¡Que no hay alternativa!

¡Actúa! En tus manos está cambiar la realidad de tu vida.

  • Comienza por soltar esa pesada mochila que no te deja avanzar.
  • ¡Conócete! Aprende a vivir contigo mismo, quiérete con tus defectos y virtudes.
  • Da, pero hazlo por generosidad. Cuando regalamos a otras personas, nuestra autoestima aumenta, nos sentimos a gusto con nosotros mismos.
  • Pregúntate de dónde vienes, en qué punto te encuentras y hacia dónde desear ir. Tener objetivos y metas realistas en la vida nos mantiene activos.
  • Si algo te disgusta, algo con lo que no estés conforme, haz algo para darle la vuelta. El inmovilismo es uno de nuestros mayores enemigos.
  • Practica el perdón, cuando perdonamos a los demás, nos volvemos generosos, sale a relucir nuestra parte más humana. ¡Perdona para que te puedan perdonar!
  • Enfréntate a la muerte con la vida. Vive con amor, ama con plenitud, regala amistad, exprime los segundos, no temas al mañana.

Si no puedes volar entonces corre, si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia delante. (Martin Luther King Jr.)

 

 

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

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Lo que el I Congreso de la Mujer me regaló

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Artículo publicado por Carmen Prada

 

El pasado 10 de octubre tuve el honor de participar como ponente en el I Congreso de la Mujer. La mesa redonda en la que participé fue en la de Desarrollo Profesional Estratégico. Y todo gracias a la invitación y la confianza de la Asociación Española Multisectorial de Microempresas (AEMME). Lo tengo claro, sin ella nada hubiese sido posible. Y cuando digo nada, es nada…

Y os preguntaréis las personas que por un motivo u otro ese día no pudisteis asistir a Caixa Fórum en Madrid, ¿a qué te refieres, Carmen, con que nada hubiese sido posible? A continuación lo intentaré explicar.

Una cada día ha de hacer frente como emprendedora a cantidad de dudas, experiencias nuevas, decisiones que apenas tienen margen de error, virajes inesperados e incluso a la propia sociedad, ante la que sin duda más desprotegidas nos podemos sentir.

Es cierto, lo confieso, yo me he encontrado en varias ocasiones en un mismo día sola, con un montón de responsabilidades, ¿cuántas veces te has sentido tú en esta situación? ¡Seguro que varias!

Y no simple y literalmente porque seas tú la persona que lleve el timón de tu negocio, o porque en un momento dado apostaste por un todo o nada, o simplemente porque lo que un día era un sueño se ha convertido en realidad, sino porque cuando tomaste la decisión al respecto, en algún momento se te pudo pasar por la cabeza que pasase lo que pasase en tu nueva aventura, tú eras la principal y mayor responsable de la misma.

Hay factores que nos pueden ayudar a sentirnos más tranquilas y seguras, pero hemos de tener claro que en el emprendimiento siempre hay que asumir riesgos, no podemos tener la seguridad absoluta, y hay que aceptar que para jugar la partida es preciso no dejarnos dominar por los miedos paralizantes.

El 10 de octubre me impregné de un aprendizaje que apenas puedo explicar en palabras.

La organización en nuestra propia vida personal y profesional, esa organización y sincronización que sentí ese día por AEMME me llevó a reflexionar mucho al respecto. ¿Por qué temer que algo salga fuera de lo normal cuando la planificación ha sido determinante?

 

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Cuando conversas, escuchas, intercambias opiniones, reflexionas sobre ciertos temas con personas con las que ese día pude disfrutar, al igual que con grandes profesionales que me acompañaron en ese proceso de aprendizaje, te das cuenta que esa soledad que en tu día a día sientes como profesional está lejos de tal sentimiento.

Somos muchas las mujeres valientes, con poder y capacidad, con un desarrollo personal que viene heredado de nuestros hogares, familias, de cánones sociales que quiero ver o sentir nos han hecho más fuertes. Somos muchas las que nos aliamos, las que creemos en la fuerza de la unión, las que tenemos un sexto sentido para persuadir y saltar obstáculos. Somos una inmensidad las que ante muchas adversidades hemos crecido porque además era lo que nuestro cuerpo y mente nos pendían. Somos esas que de una posibilidad, exprimimos hasta la última gota.

Siempre he creído que la unión hace la fuerza y en el Congreso escuché muchas voces que me llevaron a recordar algo que siempre ha estado presente en mi persona, y es que las alianzas nos hacen llegar más lejos y más fuertes. ¡Bendita competencia cuando la vemos como aliada!

Si fuiste de las afortunadas y pudiste acudir al Congreso, a lo que añadir y en voz muy alta que también los hombres tuvieron acto de presencia y sin duda ese es el camino, te habrás dado cuenta que ninguna de las que en un sillón protagonista nos sentamos te dijimos que el camino iba a ser sencillo, pero sí placentero en la medida en lo que tú lo proyectases.

De hecho, yo fui una de las ponentes que hizo hincapié en que no hay que embarcarse en lo que no te apasionase. ¿Y por qué? Porque cada día debe ser un día de pasión, de reivindicación, de entrega, de ilusión, de ganas por lo que ha sido tu sueño.

No te sientas minúscula, insignificante, en decadencia… ¡Lucha y hazlo con todas tus fuerzas! Vendrán momentos de dudas, de debilidad, de temor, de mandarlo todo a la porra…, pero, ¿sabes qué te digo? En todo ese camino te habrás encontrado contigo misma y con tus metas. Quizá puede que el desarrollo de las mismas necesiten una revisión o quizá algún cambio de visión, pero nada de esto hará que tus metas dejen de ser las tuyas.

Hace escasos días, escuché a una mujer consolidada en su negocio decirme que “con lo que tenía le bastaba, ya que creía que no era necesario sacrificar su vida personal”. No sé tú que me estás leyendo, pero yo confieso que lo he tenido que hacer en varias ocasiones. Cuando navegas por un mar en dificultades por momentos y en otros en calma, y tienes que realizar grandes sacrificios por ambición sana, ahí es cuando descubres si estás verdaderamente acompañada o más bien sola.

 

Todo desarrollo, crecimiento y vuelo necesita plenamente de nosotras. ¿Tú estás dispuesta a disfrutar y ser compañera de tu sueño? Si necesitas ayuda, no lo dudes, “haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad”. Estaré encantada de poder contribuir a tu felicidad personal y profesional. Todos tenemos mucho que aportarnos.

 

 

 

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

Imagen propia

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¡Mete la directa sin distracciones!

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Artículo publicado por Carmen Prada

Desde bien pequeños estamos acostumbrados a escuchar continuamente “no se puede”, “ten cuidado”, “no lo hagas”, “no vas a ser capaz”, “te vas a caer…” Estos mantras con el paso de los años llegamos a interiorizarlos y aplicarlos a la mayoría de las cosas por defecto. Nacemos, crecemos, maduramos teniendo como pauta de conducta lo que hemos asimilado, no podemos. Ese mensaje tan negativo tiene consecuencias…

Cuando uno toma una decisión, tiene una iniciativa, emprende algo nuevo, transmite una idea original, pretende un proyecto ambicioso… las primeras respuestas que te encuentras son “eso es imposible”, “no te compliques”, “es una locura…” En definitiva, otra vez un ¡no puedes!

Exactamente, ¿esto qué significa?, ¿que no puedo hacer realidad mi sueño? ¡Me río!

En la mayoría de las ocasiones, ni se pide información precisa antes de opinar, simplemente se hacen comentarios para echar por tierra los sueños y proyectos, muchas personas que nos rodean son expertas en esto, y por motivos diferentes, algunos malintencionados como la envidia, otros no, como el miedo.

Estas palabras pueden llegar a hacer mucho daño y ser muy destructivas si las ideas no se tienen claras, si la personalidad tambalea, si las dudas invaden y hay demasiados interrogantes. Al final tu mente solo termina encontrando por respuesta el no, no, no… y lo peor de todo, es que estas personas inseguras acaban por desistir de sus sueños porque “otros” se apropian de sus decisiones.

Después de que nos resuene en la cabeza continuamente la palabra imposible, nosotros mismos lo interiorizamos y nos lo creemos. Hemos crecido con continuos temores condicionando nuestra vida, y en ocasiones casi agradecemos que nos animen a no proseguir, nos sirve como excusa perfecta porque no somos valientes.

Lo fácil es una retirada, olvidar tus sueños, echar a un lado tus proyectos, desechar tus metas, porque eso parece más sensato que arriesgarte y que te llamen loco. ¿Loco por qué? Porque crees en ti mismo, y no necesitas el visto bueno de nadie, porque te arriesgas sin dejarte condicionar por la gente que no cree en tus posibilidades, porque prefieres tropezar y caer en el camino antes que ni siquiera arrancar. Porque al final la vida nos hace aprendices de nuestros fracasos y también de los éxitos. ¡Loco porque sencillamente crees en ti!

Séneca nos enseñó que “no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”.

¿Por qué etiquetarlas como difíciles? ¿Por qué dejamos que otras personas decidan por nosotros?

Eso sí, ten en cuenta que cuando tus expectativas no se cumplan, te recordarán que te lo dijeron, que estaba claro, te tratarán de loco suicida y escucharás un montón de tonterías, pero si no lo intentas, quizá nadie te diga nada, pero sabrás en tu fuero interno que has sucumbido a la peor tentación, la de no atreverte, y quizá esa amargura sea peor que escuchar bobadas.

Todos tenemos en nuestro interior un duendecillo que de vez en cuando aparece y nos habla, y habitualmente no lo hace para bien, todo lo que puede ser positivo nos lo muestra negativo, nos recuerda que no valemos… ¿Pero sabéis algo? Todo lo que soñamos, todo aquello en lo que nos queremos proyectar, lo podemos hacer realidad tapando la boca a ese duendecillo y a todos aquellos que por defecto nos den su opinión sin habérsela pedido.

Vayamos a por nuestros objetivos, rompamos con las malas costumbres arraigadas y hagamos oídos sordos a las voces paralizantes con las que hemos crecido, mostrémonos a nosotros mismos todo el potencial que tenemos, y quizá nos sorprendamos haciendo cosas que nunca pensamos antes llegar a realizar.

La siguiente frase no es de ningún grande del pensamiento o de la literatura, es de mi humildísima cosecha, pero me la ha tatuado la vida, la experiencia y el seguir soñando, porque sin ello me faltarían motivos para seguir adelante.

“Sacrifícate unos pocos años haciendo lo que otros no están dispuestos a hacer, si quieres disfrutar el resto de tu vida como otros nunca podrán”

 

 

*** Ya dispongo de página web, te invito a que sigas mi blog en, www.consiguetusmetas.com

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

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Camina ligero, la perfección no existe

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Artículo publicada por Carmen Prada

 

“… Y sobre todo, he aprendido que en la vida no se trata de ser perfecta, se trata de ser feliz”. No, esta frase no es de mi cosecha, pero si he de hablar de la perfección y la felicidad, la suscribo sin reparos.

El pasado jueves 27 de septiembre pude disfrutar en Alcalá de Henares de #ElForo. Un evento estupendamente diseñado y organizado por Alcalá Desarrollo y en el que se habló de varios aspectos importantes para la vida profesional de cualquier persona, como por ejemplo el Empleo, el Desarrollo Profesional y el Emprendimiento.

Mi ponencia era sobre el emprendimiento, enfocando el tema desde un punto de vista que quizá muchos no se han planteado: “Sin ofender… ¿Tú vales para emprender?”.

En la vida hay ocasiones en las que toca hacer un poco el ridículo para poner de manifiesto la ridiculez de algunos planteamientos cotidianos. Mi entrada a la sala la realicé vistiendo, ante la estupefacción del público, una capa de Supermán, o de Superwoman para ser más exactos,  mientras de fondo sonaba la B.S.O. de Supermán.

¿Cuál era mi objetivo entre otros? Echar por tierra falsos mitos, como el de que los emprendedores somos superhéroes venidos de otro planeta para hacer lo que hacemos.

Esa capa con la que yo escenifiqué este hecho, al no ser de verdad, en vez de ayudarnos a volar, hace que sin darnos cuenta caminemos con menos brío, que nuestros hombros se muestren caídos, que el peso que se llegue a soportar sea mayor que la realidad… Y todo porque nosotros mismos nos creemos que para caminar por la vida del modo que esperan de nosotros debemos ser perfectos, o ser esa persona que los demás esperan de nosotros.

Si alguien no te lo había dicho, ¡la perfección no existe! Te puedes pasar toda la vida perdido tras ella, dejar de ser tú mismo, sufrir cada día por lo que no eres o esperan de ti, vivir una vida que no es la tuya, intentar ser el mejor en todo aquello que se te presente… Acabarás agotado de tanto esfuerzo, un esfuerzo que te llevará a ser una persona infeliz.

Y todo, porque no somos los protagonistas de nuestra vida con la marca de agua propia, lo que se viene a llamar Marca Personal, y que tan importante es encontrar y desarrollar, pero sin agobiarse.

Admitir, convivir, amar nuestra imperfección, nos lleva al punto más importante para alcanzar la felicidad. ¡Quizá este es el camino más corto para alcanzarla! También puede que el más complejo de recorrer, no te voy a decir que no. Pero es preferible empaparnos con nuestros propios charcos que hacerlo con los de los demás…

Solemos desear lo que no tenemos o no somos, sin parar a analizar lo mucho que valemos y regalamos a otros. Cuanto más nos alejemos de nosotros mismos, mayor será nuestro grado de infelicidad. Si cometemos ese error, nunca podremos descubrir nuestra mejor versión.

  • Claro que podría ser más alta.
  • Puede que con ojos azules.
  • Ganar más dinero.
  • Poder disfrutar de los veranos en un velero.
  • Que me fichasen para trabajar en una gran multinacional.
  • Vivir en una zona de costa…

¡Pero nada de esto es así!

Soy bajita. Mis ojos son castaños. A la parte material le doy la importancia justa. Soy feliz con mi proyecto, con el trabajo y esfuerzo todo puede llegar, no me pongo techo. Y mis cortas estancias en la costa, que me apasiona, quizá las valoro más porque no la tengo a mano.

¿Esto es ser conformista? No, es disfrutar de lo que tengo y soy.

Caminar por la vida ligeros de equipaje nos ayuda a evitar pesos innecesarios, artificiales, dañinos, y nos acerca a la felicidad.

Las personas que realmente te quieran, te valoren, a las que de verdad importes, te querrán como eres, ya que lo que sí debemos alcanzar y regalar es nuestra mejor versión.

  • No pretendas complacer a todas las personas que pasan por tu vida. La personalidad nos define.

  • El decir “no” nos evitará grandes males. Males que en ocasiones pueden ser irreparables.

  • Debes conocerte, eso hará que seas sanamente autocrítico para potenciar tus virtudes y corregir tus defectos.

  • Quiérete como eres, aceptando tus limitaciones e imperfecciones. Eso sí, ¡no seas conformista, aspira siempre a crecer!

  • Valórate, la autoestima depende sobre todo de cómo te relaciones contigo mismo. No dependas de una palmada en la espalda.

Huye del perfeccionismo obsesivo, pero tampoco te regodees en tus miserias, el equilibrio consiste en desarrollar tus potencialidades aceptando los errores, en levantarse después de cada caída. Sin extremismos. Si así lo haces, no tendrás motivos para reprocharte nada. Y si te tocan las narices, no te olvides de decirle al mundo entero que ¡no pretendo ser perfecto, pero sí feliz!

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

Imagen, Propia y Pinterest.com

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No me gustaría olvidar

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Por Carmen Prada

 

Las siguientes palabras las dedico especialmente a mi familia, así como a todas las que sufren el mal del que escribo a continuación.

 

Como cada año desde 1994, el 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, demencia que en España afecta a más de 600 mil personas, muchas aún sin diagnosticar. Se estima que dentro de 35 años, la llamada “enfermedad del olvido” la padecerán en España un millón y medio de personas. A la crueldad con la que se manifiesta y desarrolla, se une el hecho de suponer un gasto medio anual de unos 31000€, cantidad que ha de asumir el enfermo o su familia, ya que la tan esperada y necesaria Ley de Dependencia de momento es papel mojado para muchas personas que a duras penas sobrellevan su situación de precariedad, mientras iniciativas de lo más variopinto reciben subvenciones cuantiosas; pero no es la corrupción en sus múltiples formas -también a veces bajo el amparo de la legalidad– el tema que nos ocupa…

El que un familiar muy directo esté afectado por ella, me hace sentir esta enfermedad como mía propia, te hace valorar mucho más algunas cosas en las que antes no reparabas. Te hace vivir cada momento como único y último.

Por este motivo, deseo hacer una muy personal declaración de intenciones, y solo de intenciones, pues nadie está libre de sufrir esta dichosa enfermedad. Declaro solemnemente,  que no deseo olvidarme, entre otros muchos recuerdos, de:

  • mi primer disfraz de carnaval, de sevillana concretamente, que con tanto orgullo lucí;
  • la primera vez que comulgué, y algo dentro de mí se removió;
  • mi única canasta en dos años, jugando en el equipo de baloncesto del colegio. ¡Bueno, quizá por eso la recuerdo!
  • Escuchar a mi madre salir de casa a las cinco de la madrugada yendo a trabajar, haciéndonos ver lo importante que en la vida es el sacrificio;
  • las vacaciones estivales que en la infancia y adolescencia disfrutaba gracias al esfuerzo desmesurado de mis padres durante todo el año;
  • momentos en los que sufrí lo que ahora se llama “acoso escolar”, y no lo quiero olvidar porque me hizo afrontarlo con más fortaleza de la que yo podía imaginar;
  • mi juventud, que me hizo ver lo que era bueno en la vida de una persona y de lo que siempre me debería alejar;
  • el fatal primer amor que dejó secuelas en mi vida, y al que nunca he guardado rencor;
  • mi primer coche, que lo pagué con mi primer trabajo, ¡y lo que me costó!, con un contrato de aprendizaje y trabajando 9 horas y media seis días a la semana;
  • mi abuela paterna, mi fiel confidente, tan importante en mi juventud, cuya muerte nos cogió a todos por sorpresa, haciéndome vivir uno de los momentos más duros de mi existencia, agudizado por el fallecimiento en accidente de tráfico poco tiempo después de un tío materno solo un año mayor que yo;
  • mi primer logro profesional, bien jovencita. En un sobre y sin saber qué era, fui premiada con un viaje por las islas griegas, tras alcanzar un gran objetivo comercial;
  • la aparición inesperada de mi gran amor, con su peculiar modo pizpireto y desenfadado;
  • uno de los peores momentos de mi vida, cuando después de muchas pruebas y resultados, nos dieron el diagnóstico, diciéndonos “sufre Alzhéimer”;
  • mi boda, y muy especialmente el momento en el que entré en la basílica del brazo de mi padre, mientras mi prometido esperaba en mitad del templo, y yo le miraba entregada a lo que iba a hacer;
  • cada uno de mis logros profesionales, siempre vinculados a todos los valores que mis padres me han inculcado, y con sacrificio y tesón nos siguen mostrando;
  • cada “te quiero” de mi esposo, de los que les digo y me dicen mis padres, de los momentos que ya hemos vivido pero también de los que estamos viviendo;
  • dónde vengo y a dónde voy. Vengo de la humildad, la sencillez, la honradez, la generosidad y el sacrificio, y voy por el mismo camino sin desviarme, o por lo menos así lo estoy intentando.

¡Y es que no me quiero olvidar de nada ni de nadie! La vida está repleta de momentos buenos, pero también de los que no son tanto. Gracias a todos ellos nos desarrollamos como personas.

Y en especial en este día quiero tener presente que esta enfermedad no es solo de quien la sufre, también muy especialmente de la persona que le acompaña día y noche. De esa persona que llora en silencio por un mal gesto o palabra que le hace recordar que antes no era así. El enfermo adopta a veces actitudes muy cómodas, se hace difícil discernir hasta qué punto sería eso evitable, o si es solo debido al avance del mal, pero en todo caso esas situaciones del día a día hacen que el peso sea paulatinamente más difícil de sobrellevar. Los silencios prolongados al acompañante le causan dolor, porque le dan la sensación de vivir aún en mayor soledad. Tantas veces se dice “no puedo más”, y sin embargo sigue… Y se angustia y le falta el aire cuando la persona enferma tarda en llegar a casa un poco más de lo previsto, vive de cerca los episodios más fuertes de la dichosa enfermedad, está pendiente de su medicación en cada momento… Nada sería igual sin su presencia, sin la presencia de las familias y cuidadores que velan por el bienestar de estos enfermos.

Hay que intentar sacarle el jugo a cada instante, porque algún día llegará la oscuridad, pero hasta ese momento quiero contribuir a que esta persona muy querida por mí viva con la mayor plenitud posible, y que los recuerdos que aún le queden sean de ese modo felices.

Hace semanas escuché en la radio a la esposa de un enfermo de alzhéimer el siguiente pensamiento que comparto: “no hace falta tener buena memoria para tener buenos recuerdos.”

 

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

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¿Y qué hago? Toma decisiones

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Por Carmen Prada

 

“Todo conflicto crea nuevas barreras. Si sientes temor y comienzas a hacer algo al respecto, aparece una nueva clase de miedo: el miedo al miedo”, Osho.

Muchas personas cuando dan por finalizadas las vacaciones, el periodo de verano y la llegada del mes de septiembre, se plantean tomar decisiones. Las principales que solemos tomar se refieren al ámbito laboral.

Quizá un cambio de trabajo buscando la conciliación familiar. Un nuevo puesto que nos aporte más económicamente. Incluso la posibilidad de emprender y trabajar en un proyecto propio…

Es evidente que hay decisiones y decisiones, unas tienen mayor prioridad que otras. Unas pueden ser más trascendentales para nuestra vida. Y hay simplemente otras que es necesario tomar porque van surgiendo en el día a día.

Está claro que no se puede valorar del mismo modo el hecho de plantearse emprender y dejar atrás el trabajo que teníamos hasta el momento, que decidir si nos decantamos por hacer pilates o mejor running con la llegada del otoño. La repercusión que una u otra tendrán en nuestra vida será de muy distinto alcance.

Tomamos decisiones a menudo, en muchas ocasiones no nos damos cuenta que lo hacemos, pero en otras las debemos tomar y nos quedamos paralizados. Aparece el miedo a la toma, a la equivocación… Y realmente el mayor de los errores es no tomarlas.

El inmovilismo nos lleva al conformismo, a establecer barreras limitantes, a negarnos al desarrollo personal y profesional e incluso a seguir sumergidos en situaciones que nos ahogan cada día.

Tenemos que tener claro que con la toma de decisiones:

  • nada ni nadie nos garantiza el éxito;

  • quizá con el tiempo haya que corregir el rumbo inicial;

  • debemos estar preparados para seguir tomando más decisiones, ya que la inicial solo es la primera de muchas más.

No todas las personas tienen la misma facilidad para la toma de decisiones, y en este punto influye mucho la autoconfianza, la buena gestión de nuestras emociones, el nivel de autoestima, la capacidad de liderazgo, la capacidad de reacción y adaptación a los imprevistos… Todos estos aspectos constituyen, junto a otros, nuestra personalidad.

¿A qué me refiero? Las decisiones deben ser personales e intransferibles. Solo uno participa en lo que nos aporta o lo que nos resta. Que otras personas influyan demasiado en ellas, nos puede llevar a embarcarnos en un proyecto que ni nos ilusione ni sintamos nuestro.

¡Claro que es arriesgado decidirse en la vida y que hagamos diana! Pero más triste es no hacerlo porque el miedo se apodere de nosotros.

El hecho de equivocarnos no significa que hayamos fracasado. Dentro de la toma de decisiones influyen muchos factores externos que nosotros no podemos dominar, y además tampoco debemos obcecarnos con ello. Esto nos podría llevar al desgaste y la frustración.

  • Ve en busca de ideas claras y concisas. Esto te ayudará a tener más claro que camino que debes tomar.

 

  • Busca tu autoría en tu proyecto de vida, debes creer en todo aquello que lleves a cabo. Tú serás el mejor embajador a la hora de vender tu idea.

 

  • Sé realista. Debes analizar las ventajas y desventajas que tu proyecto puede acarrearte.

 

  • Debes tener capacidad de reacción. Habrá momentos en los que nos tengamos que desviar del camino previsto, sin que esto nos paralice.

 

  • Cuenta con un plan de acción. No puedes ir improvisando, es importante ir evaluando cómo se va desarrollando todo. Tampoco busquemos resultados inmediatos, debemos tener paciencia. Llegará el momento de plantearse una lista de satisfacción.

Piensa por un momento en tu vida, en este preciso momento por el que estás pasando. Quizá sea el momento idóneo para pensar en cambios. Para encontrarnos. Para tener momentos de intimidad con nosotros mismos y conocernos. Saber lo que deseamos en nuestra vida y lo que no. Podemos mirar alrededor, ser espectadores de nuestra vida por un instante y darnos cuenta que quizá hay personas o circunstancias que no son favorables para nuestro propio desarrollo personal.

No permitamos que nadie reste en nuestra vida, intentemos buscar la suma. Solo de nosotros depende tener claro qué deseamos y decidir qué personas nos acompañen.

 

 

Cree en ti y no te pongas límites, la vida está diseñada para arriesgar y no quedarnos con la duda de si pudimos hacer algo más en ella.

 

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional
*Fuente de la fotografía, Pinterest.com

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