Permítete el lujo de ser feliz

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Optar por la fortaleza y la felicidad

Por  Carmen Prada

Ha comenzado el otoño y éste va dejando huella. Antes de dar comienzo a la escritura de este post, reconozco que algo me llamó la atención, y es que al mirar por la ventana y teniendo en cuenta la hora que era, 18.37 horas, la luz del día ya nos estaba abandonando.

¿Dónde quedaron esos largos días con la permanente luz del verano, el disfrutar en una terraza de una cafetería después de la cena, los rayos del sol que daban alegría al día, las sandalias y faldas sin medias, esas tardes en la piscina o río y los más privilegiados en la playa, las deseadas vacaciones, los sabrosos helados…? ¡Muchos momentos que quedan grabados en nuestra memoria!

¡Pero no, no quiero vivir de momentos ya pasados! Porque el hoy, también es tanto o más bello y enriquecedor.

Ya han cambiado los colores en nuestros bosques, vemos las hojas secas en el suelo por la ciudad, ese rayo de sol que se escapa entre las nubes y lo buscamos hasta situarnos bajo su cobijo, los días más cortos que nos hacen ver que las horas pasan y así poder aprovecharlas mejor, ese café que se aprecia a cualquier hora del día, esos fines de semana entre mantas y películas que simplemente busco que me hagan sonreír y salir de la rutina.

Estoy de acuerdo que hay momentos y personas en nuestra memoria que aunque ya no están presentes, jamás nos van a abandonar. Siempre habrá recuerdos que nos harán llorar pero también reír. Lo que no debemos hacer es pensar en lo que fue y ya no es o no puede ser.

La situación actual no acompaña, y casi diariamente me encuentro con personas “perdidas”, buscando no saben muy bien qué. Una y otra vez les vienen a su cabeza aquellos tiempos mejores, su vida es una continua vorágine de malos pensamientos, de tortuosos “podría haber sido si no…” ¡Ya basta, vivamos el ahora! Es doloroso ver cómo se vive en una continua auto-tortura.

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Hace escasos días estuve charlando con una persona que necesitaba de mí, y así me lo hizo saber. Su situación es la de muchos españoles, con miedos, viviendo al día, sin ver luz al final del túnel, dando tumbos, y como mencioné antes, “perdida”. Complicada pregunta me hizo, “¿qué puedo hacer que no estoy haciendo para salir de esta situación que me está machacando?” Difícil de responder… Y ya no os digo nada cuando a una persona así la tienes a escasos centímetros de ti y le estás mirando a los ojos.

Y es que además cuando uno entra en una situación de crisis emocional, todo tiempo fue mejor, la desesperación nos coloca vendas en los ojos, tendemos equivocadamente a tomar decisiones, hace que nos agarremos a clavos ardiendo que después nos dejan huella, y hasta uno se llega a convencer que cualquier capricho o cosa buena que le suceda en la vida, no la merece y además no se puede permitir el lujo de disfrutar.

¡Demasiada dureza con uno mismo!

No sé si la respuesta al consejo que me pidió fue la más apropiada, ni tampoco si le va salvar del abismo actual, tampoco si la llevará a cabo… ¡No sé nada!, pero lo que sí tengo claro es que esos ojos humedecidos necesitaban de claridad.

Pasé un largo rato con ella y, entre otras muchas cosas, le dije con mucho cariño;

  • “debes encontrarte, debes buscar dentro de ti. Todos tenemos un pasado, algo que nos puede torturar, pero ocurra o no solo depende de nosotros. Esa camarera nos ha servido el café con un ¡buenos días! explosivo, el hombre que acaba de pedir el café tiene buena cara, yo misma tengo una sonrisa dibujada, ¿pero realmente crees que ninguno de nosotros tenemos problemas? ¡Claro que sí! Lo único que nos puede diferenciar es nuestra fortaleza emocional, o quizá el disfrutar de lo que hacemos día a día”. Entonces le pregunté, “¿qué te haría feliz en este momento?” Su respuesta fue clara, “disfrutar con algo que me llene en el trabajo, pero tengo muchos miedos, ha habido demasiados cambios en mi vida y tengo que volver a empezar de nuevo”.

Ella misma se había dado respuesta, tenía que olvidarse del pasado y comenzar una vida de la cual ella debe ser su propia dueña. Llegado este momento su gesto cambió, y ante esta respuesta yo le comenté, “¿qué te puede parecer más emocionante que crear tu propia vida desde 0? Date caprichos, y hay caprichos que no cuestan dinero, cambia tu vida social, empieza por hablar contigo misma, quítate esas etiquetas que tanto te están pesando, empieza a pensar que la vida es un reto para todos, que nadie lo tenemos fácil si caminamos por ella con honradez, busca momentos para ti, no tomes decisiones en estos instantes… Pero ante todo, ¡permítete el lujo de pensar que sí mereces ser feliz y trabaja para ello!”.

Todas estas palabras entre otras muchas fue las que intenté transmitirle, pero el mensaje final daba respuesta a su pregunta inicial, ¡permítete el lujo de pensar que sí mereces ser feliz y trabaja para ello!

Hagámoslo todos, y a la vez os invito, como así se lo dije a ella, a que nos hagamos las siguientes preguntas;

  • “¿de dónde vengo?”
  • “¿En qué momento estoy?”
  • “¿Dónde quiero llegar?”

 

 

 

 

 

*Fuente de la fotografía, Carmen Prada y Pixabay.com

Carmen Prada | Asesora de Desarrollo Personal y Profesional

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4 comentarios en “Permítete el lujo de ser feliz

  1. Pedro Ayala García dijo:

    Estemos en la situación (laboral, personal,social,económica, de pareja, joven, mayor…) que estemos, (que por supuesto influirá mucho en nuestro estado de ánimo y en cómo percibimos y/o sentimos este momento que vivimos..) siempre habrá algo que nos motive, nos apasione y nos anime y siempre habrá algo que esté sublimemente por encima de la realidad vivida y conocida, busquémoslo y andemos en su camino, seguro que pasaremos momentos felices, aunque nos perdamos buscando ese destino.

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