Artículo publicado por Carmen Prada
“Un NO dicho con gran convicción es mejor que un SÍ apenas dicho para complacer, o aún peor, para evitar problemas.” Gandhi.
Recuerdo que cuando era una jovencita no entendía cómo las personas eran incapaces de pronunciar un NO, aunque su voz interior lo emitiera, pero por sus labios salía el SÍ. En aquella edad, con 13 años, me viene a la cabeza, por ejemplo, cuando se comenzaba a fumar y muchos de mis amigos nunca supieron decir NO a la invitación, y su respuesta ante mi pregunta, “¿pero por qué lo haces si no te gusta?”, era “porque no quiero parecer tonto y que me echen a un lado”.
Después de pasados bastantes años, me di cuenta de que fue en esa época de la adolescencia cuando comencé a escuchar eso de “SÍ, pero NO”, lo que viene siendo “SÍ, porque no puedo decir NO, ya que carezco de la suficiente personalidad”. ¡Y lo digo claro y alto! Una negativa pronunciada a tiempo, muchas veces es una gran victoria, tanto en nuestra vida personal como profesional. Afortunadamente, la vida te permite madurar y afianzar la personalidad, aunque esto también trae consigo momentos de prueba, a veces duros.
Os voy a poner un ejemplo que seguro a muchos os sonará, porque es una situación que en los momentos actuales está pasando factura a bastantes personas.
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Muchos os estaréis preguntando, ¿pero qué nos lleva a que pronunciar esta palabra de tan solo dos letras resulte a veces tan difícil? En mi humilde opinión, hay rasgos que pueden ser el detonante:
- baja autoestima, es la persona que coloquialmente se conoce como “bienqueda”. Realmente nunca llegas a saber cuál es su postura.
- Déficit en la capacidad de expresión.
- Ansiedad, tristeza, irritabilidad.
- Terror a la soledad, necesidad imperiosa de sentirse rodeada de gente.
- Falta de personalidad.
- Sentimiento de culpabilidad ante la incapacidad para expresar libremente sus deseos.
- Personalidad manipulable por parte de los demás, al ser conocedores de su debilidad.
Si no eres capaz de pronunciar un NO, entonces te falta carisma, personalidad, criterio, autoridad… Como profesional, ¿te crees sinceramente válido para ser un líder? ¿Piensas que las empresas no tienen en cuenta estos valores? ¿No lo crees necesario para seguir creciendo en tu vida profesional? ¿Eres inconformista pero lo ves compatible? Pues debo decirte… ¡Qué ya puedes ir cambiando el chip! Las empresas buscan esto en un profesional y, ¿por qué? Porque no le gustan los “bienqueda”.
En tu vida personal eres carne de cañón para esas personas que son todo lo contrario. Estas últimas buscan los “bienqueda” para poder manejarlos a su antojo, tomar la palabra por ellos, sentirse más atrevidos y gallitos a su lado, menospreciarlos en cuanto tengan la más mínima ocasión, atribuirse méritos que no les corresponden… ¡Ya toman ellos por ti las decisiones que no tomas tú! Pero no pasa nada, ¡tú te adaptas!
Entonces, ¿qué te obstaculiza para cambiar? ¿Me permites el atrevimiento de darte mi opinión? ¡Pronunciar el primer NO! Y te puedo decir que en el momento que lo hagas, sentirás un alivio inenarrable, un orgullo como antes no habías sentido y lo más importante, el seguir pronunciando NOES cuando lo precises.
¡Atrévete a pronunciar un NO a tiempo!
*Fuente de la fotografía, Pixabay.com
Carmen Prada | Asesora de Desarrollo Personal y Profesional
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Estimada Carmen, que buen post. Me parece muy pertinente, dado que si bien, en un comienzo a las organizaciones no les interesan los «bienqueda», mi experiencia indica que a las jefaturas, si les acomoda y mucho. Ahí, es donde se observa por primera vez la inconsistencia del enfoque organizacional y la impronta personal que le otorgan algunos, y digo algunos.
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¡Hola Carlos Valenzuela! Me complace mucho verte por mi humilde morada, que es la tuya también.
Carlos, soy de las que opino que para ser figurante como «bienqueda», hay que valer. En mi caso no hay remedio, me niego a ese papel. La profesionalidad tiene costes, y entre ellos está el de tener personalidad. A medio plazo, además de ganarte el respeto, te ganas la consideración.
Reitero lo anteriormente dicho, ¡me encanta verte por aquí! Son muy enriquecedoras las conversaciones contigo y por supuesto, ¡gracias siempre por tu consideración hacia mi persona!
Un abrazo.
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Hola Carmen, magnífica reflexión.
Según leía la anécdota de la adolescencia pensaba en mi hija. Desde pequeña le he repetido una y mil veces: no seas una oveja más, no sigas el rebaño, haz lo que tu creas conveniente y no lo que te dicte el rebaño, tú eres una oveja única. Al principio cuando era pequeña me miraba con aquellos enormes ojos verdes y yo pensaba, esta niña cree que su madre se ha vuelto loca. Pero no, la niña me hizo caso y hoy en día todo lo que tiene de dulce lo tiene de fuerte carácter. Quizá, somos los padres los encargados de educar para aprender a decir no.
Yo tuve que aprenderlo sola, tengo una madre que jamás lo ha dicho y como experiencia aprendida pretende que nosotros jamás se lo digamos a ella. Hasta que me di cuenta que el diálogo no era posible, ni estaba por la labor ni lo está ahora que es muy mayor, así que sencillamente yo suelto un tajante NO y listo. ¿Consecuencias? Soy «mala, malísima» pero soy la que está a su lado y lo sabe.
Toda la razón, no es no y punto. Sin remordimientos, con empatía y asertividad pero no.
Un abrazo enorme.
Susana
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Querida Susana.
¿Qué puedo añadir a tu comentario? ¡Nada!
Tengo la gran suerte de conocerte, aunque la distancia nos separe, pero tal cual has descrito la educación inculcada por ti a tu hija y tu carácter y personalidad, son realidades absolutas.
Felicidades por ser la mujer que eres y la madre que sola has aprendido a ser.
Un beso enorme.
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Que bien sienta decir No .Aunque en algunas facetas lleve además el disgusto a corto plazo.A la larga ese No pesaroso se convierte en un nuevo horizonte.Me ha encantado la forma de expresarlo con tanta rotundidad.
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Antes de nada, Franfdez2013, te doy la bienvenida a tu casa que es la de todos, a Las estrellas brillan por ti, y por animarte a hacer esta reflexión, en mi opinión con mucho fondo.
Muchos noes cuestan un mundo pronunciarlos, pero con el paso del tiempo uno se da cuenta que puede ser el No de su vida, y como tú bien dices, acompañado de un nuevo horizonte.
¡Gracias por tu reflexión!
Un saludo.
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