Artículo publicado por Carmen Prada
Peter Drucker, reconocido investigador, autor de diversos libros sobre administración, indica que el empresario no posee características especiales, y, en sí, estas no son necesarias; dice que él personalmente ha sido testigo de cientos de casos en los cuales personas comunes se han desenvuelto de muy buena forma como empresarios.
Según se encuentra el mercado laboral, la precariedad del mismo y las pocas alternativas que se presentan, los emprendedores salen hasta de debajo de las piedras.
También es cierto que hay un dato significativo, son más el número de empresas y negocios que cierran, que los que comienzan su andadura. ¿Alguna vez os habéis preguntado el porqué? ¿Cuál puede ser el motivo? ¡Yo sí lo he hecho!
Es cierta y acertada en mi humilde opinión la cita de Peter Ducker, “empresario puede ser cualquiera”, no se necesitan unas capacidades extraordinarias para ello, pero lo que sí me cuestiono es, ¿el poseer ciertas capacidades puede condicionar el camino al éxito o al fracaso de la empresa? ¡Sin duda creo que sí!
En muchas ocasiones, conversando con personas con las que quizá no tenga un contacto tan directo o recién acabo de conocer, surge la siguiente pregunta: “¿y tú a qué te dedicas?” La respuesta es instantánea, “empresario”.
¿Realmente existe esa vocación empresarial?
Creo humildemente que sí, y además es algo que se huele, se siente, se palpa, es como una vena que no le sale a todas las personas. He conocido a muchos de los que se denominan “empresarios”, pero con esa vena pocos.
Hace escasos días encontré por casualidad un post que muestro a continuación y que para mí tiene mucho significado.
El ser empresario no lo otorga un título, ni es algo que compres. Es una arriesgada y apasionante decisión, pero a la hora de la verdad no todos valen para esta faena. Tengo muy claro que esta figura debe tener unos rasgos que no muchos poseen.
Puede ser que muchos de vosotros os hayáis encontrado con esta respuesta, “de profesión, empresario”, o incluso os estéis planteando emprender. Si os encontráis en cualquiera de los dos casos anteriores, os invito a que planteéis u os planteéis las siguientes cuestiones:
- ¿Posees una gran capacidad para dirigir?
La mayor parte de la responsabilidad de alcanzar los objetivos marcados sin duda es tuya como empresario. Eres la persona que tiene la última palabra en las decisiones, y para ello tienes que saber marcar el camino a seguir. Debes tener el potencial necesario para sacar a flote las habilidades del personal que tú mismo has elegido para que te acompañe en tu andadura.
Nada puedes dejar al azar, debes tener un plan, no ir a salto de mata.
- Este es tu objetivo, ¿pero sabes cuál es tu meta?
¡La pregunta del millón! Dejemos a un lado los objetivos mensuales, trimestrales, por empleado… No, estamos hablando del camino a seguir para alcanzar tu meta. No te puedes permitir dar palos de ciego. Tan claro la tienes que tener que debes hacérsela llegar con la mayor transparencia posible a las personas que están a tu alrededor. Debes llegar a seducirlas con tu idea, ya que si tú no lo tienes claro, los objetivos estarán difusos, y será complicado que los balances sean satisfactorios, y el riesgo será mayor de que el proyecto no tenga éxito ni continuidad en el tiempo. Y no solo tú pagarás las consecuencias. ¡No hagas víctima a los demás de tus errores!
- ¿Estás dispuesto a asumir riesgos?
Debes saber asumir riesgos para crecer, pero antes de ello debes ser consciente de los pros y contras de cada disyuntiva, y mantener los pies en el suelo y la cabeza sobre los hombros… Esto último es muy importante, no te busques problemas, no se los busques a otros.
- ¿Posees capacidad de decisión?
Eres la persona que más decisiones vas a tomar en tu organización. Como cualquier otra persona, unas veces acertarás y otras errarás. No caigas en el error de “echar balones fuera” cuando cometas un error. Es lo más recurrente y lo más sencillo a corto plazo, pero a medio o largo, estarás a la deriva y solo.
- ¿Tienes esa vena y carisma entonces?
Solo ese empresario del que hablo, sí, ese que tiene vena y carisma es capaz de sacar de los que tiene alrededor lo mejor de cada uno.
Potencia a los subordinados, dedica el conveniente tiempo y dinero a su continua formación y a la tuya propia, debes saber delegar en ellos, haciendo que se sientan importantes y respetados como personas, ayuda a obtener la mejor implicación del conjunto de la plantilla. Se echa en falta dentro de las empresas ciertas palabras como “gracias”, “disculpa”, “de nada”, “buenos días”, “enhorabuena”, “gran esfuerzo”, “magnífico”, “te lo agradezco”… ¡Empieza tú a marcar la diferencia!
Eso sí, se escuchan más a menudo “que no vuelva a suceder”, “un grave error”, “que sea la última vez”, “esto es un ultimátum”… No llegues a utilizar el autoritarismo, si no piensa que en algo estás fallando.
Una cosa importante, ¡los errores y fallos, se corrigen en privado!
Nunca olvidemos que trabajamos con PERSONAS, personas con vidas, con necesidades, inquietudes, historias… No eres nada sin ellas. Tu organización la compone un grupo humano, del cual te guste o no dependes. No arrastres, no humilles, no arañes, no dañes, no prives de libertad y mucho menos juegues con el pan de nadie.
También quiero recordar que abusar de la necesidad de otros, empequeñece… Tú como empresario no serías nada sin los trabajadores, solo tendrías una idea. Para alcanzar esa meta necesitas de los demás. Los trabajadores deben tener claro su papel, pero no caigas en la tentación de la vanidad, llegando a pronunciar “sin mí, no serías nada…”
Fomentemos los valores humanos, las sanas relaciones entre
personas dentro de las empresas, para que todos se sientan
implicados en un proyecto común y orgullosos del mismo. En
un equipo es importante que haya un buen capitán y líder, pero
todos han de sentirse útiles, respetados y reconocidos, pues los
éxitos dependen de la suma eficiente de todos. Quien está a la
cabeza, ha de mantener siempre la humildad, y servir a los
demás como ejemplo profesional y personal.
Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional
*Fuente de la fotografía, Pixabay.com y Google
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