El éxito tiene dos manos, “dar” y “recibir”

2016-31-8--22-00-20

 

Artículo publicado por Carmen Prada

 

Hace escasos días tuve el placer de tomar un café con una mujer que comparte una de mis pasiones, las personas. Las ideas, los proyectos, las inquietudes, las experiencias vividas nos ayudaron a reforzar nuestra común pasión. Y es que es cierto que la experiencia de tu vida tanto profesional como también personal, te ayuda a acercarte o a sentir mayor sensibilidad por determinadas cosas o temas.

El recorrido que hacemos a tiempo real por nuestra vida nos regala muchos momentos. Nos hace crecer y madurar como personas, y también como profesionales, hace que te encuentres de morros y a veces de un modo inesperado con situaciones que te hacen replantearte muchas cosas, e incluso no te queda otra que comenzar a saber gestionar tus emociones, y sin darte cuenta, te haces un experto.

Cuando el recorrido por nuestra vida nos lleva a un punto en concreto y echas la mirada atrás, dependiendo de la situación en la que te encuentres en el momento actual o en la que se encuentren las personas que tienes a tu alrededor, y contando con una dosis de generosidad y empatía abundante, ¿por qué no compartir lo que tú ya conoces y poder ayudar a los demás?

Comprendo que mucha gente pueda pensar eso de “estoy a carreras todo el día”, “bastante tengo con lo mío”, “no tengo tiempo para nada”, “que se saquen las castañas como yo lo hice”… Y un largo repertorio, pero os aseguro que no hay mayor plenitud que compartir con otras personas lo que has aprendido en la vida. El egoísmo, el egocentrismo, la envidia, la falta de humanidad, la falsedad, hacen esclavos de sí mismas a las personas. Viven en un mundo en el que se creen el principio y fin de todas las cosas, ¡qué ilusos!

Mi reflexión es la siguiente, si no sabes dar, me imagino que tampoco sabrás pedir, y me explico; ¿y si un día la ayuda la necesitas tú, sabrás pedirla, y las personas a las que se la has negado te la querrán prestar? ¡Puede que no! Nadie estamos libres de tocar el fango, de sentir necesidad de cualquier tipo, de no saber hacer frente a situaciones, gestionar nuestras frustraciones y miedos… Y además nunca sabemos cuándo la necesidad puede llamar a nuestra puerta. Por ese motivo, ¿cómo no estar preparados?

En la vida no es todo recibir, ni ganar un sueldo que te permita lujos, ni siquiera ser una persona reconocida públicamente, ni permitirte cruceros paradisíacos cada año, ir a los mejores restaurantes y vivir una vida materialista. ¡Claro está que cada uno vive su vida como le place! Pero a veces me pregunto, ¿realmente sin dar uno se puede llegar a sentir realizado? ¡La plenitud de la vida no llega con los bienes materiales! Ésta viene acompañada y de la mano de lo que no se puede pagar con dinero.

Estaréis pensando, ¿pero qué puedo dar yo? ¡Mucho!

  • Tu tiempo al que necesita que le escuches.
  • Hacer mejor a los que te rodean con tus propias experiencias.
  • Sonreír y contagiar tu alegría.
  • Ser realista con aquella persona que te solicite, pues las mentiras piadosas hacen más daño del que pensamos, y la verdad dicha con tacto, sinceridad y cariño, ayuda a crecer a quien la escucha.
  • Prestar unos instantes de tu profesionalidad para mostrar el camino a otros.
  • No mirar para otro lado ante la injusticia y la precariedad, ¡mójate!
  • Regalar un abrazo o una caricia puede ser todo para una persona que valora eso como un gran tesoro.
  • ¿Seguro que no puedes ser más sensible, más humano?

Mi experiencia me dice que se triunfa o se fracasa en la medida en que funcione o no la unidad en la diversidad. Una persona válida funciona en cualquier situación siempre que sea capaz de hacer funcionar el entorno que a su alrededor se encuentre.

¿No crees que lo que puedes dar puede ser la medida de tu capacidad personal y profesional? ¿O quizá eso es lo que temes? Que el mundo que tú mismo te has creado se desmorone porque no seas capaz de transmitir nada.

El éxito tiene dos manos. Una se llama “dar” y la otra “recibir”. Pero para que la mano de recibir no esté vacía, se debe emplear la mano de “dar”. Las personas que te rodean son el soporte de tu éxito y tu punto de referencia.

 

Esta reflexión que comparto contigo y aplico a mi vida, quizá te ayude, eso espero. Si otros quieren recorrer tu mismo camino, y tú puedes ayudarlos, no se lo niegues. Ese será un éxito más en tu vida.

 

 

 

 

 

Carmen Prada | Asesora de Desarrollo Personal y Profesional

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10 comentarios en “El éxito tiene dos manos, “dar” y “recibir”

  1. El éxito tiene dos manos!!! Que brillante reflexión Carmen!!!! Creo que dar sin esperar nada a cambio es una clave para sentirte bien. Y si das y das luego, sin buscarlo, recibes. Tengo un buen amigo que se pasa la vida amargado, siempre dice, «si no recibo nada de Fulanito, porqué le tengo que dar» y esa es la clave de su amargura. No podemos pasar la vida confiando en recibir…. si no damos.
    Muchas gracias por hacernos reflexionar Carmen. Te deseo un septiembre magistral.

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    • Mi preciado Luis.
      La belleza de dar, es no esperar, ¡sin más!
      Si a cambio esperas algo, no lo hagas. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.
      La generosidad y la entrega forman parte de estas «dos manos», no todas las personas gozan de tales virtudes ya que son naturales. Quizá tu amigo debería saber disfrutar más de lo que se siente por este tipo de actos, que es una satisfacción personal que evidentemente no entiende de cosas materiales. Puede ser que de ahí, venga su frustración.
      ¡¡Un beso enorme!!!

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    • ¡Hola Ángel!
      Muy cierto lo que dices. Ese sentimiento de satisfación plena y personal, no se puede explicar con palabras. Cuantas enseñanzas me llevo de muchos momentos, y en cuantas ocasiones me siento estudiante de la vida…
      ¡Animaría a todos a hacerlo aunque solo sea una vez!

      Un abrazo enorme, Ángel y, ¡mucho ánimo!

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    • Es muy raro dejarme sin palabras, Myalborada pero tú lo has logrado. Pocas palabras las utilizadas para decir tanto.
      Gracias a ti, por recorrer mi pequeño espacio, cargado de muchas historias y emociones.
      Gracias por tus palabras, ¡un abrazo enorme!

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